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Lobuloplastia: solución para el lóbulo rasgado

Lobuloplastia: solución para el lóbulo rasgado
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Muchas personas tienen el lóbulo rasgado, sobre todo personas mayores que han llevado durante muchos años y sin descanso pendientes de materiales pesados, incluso para dormir. A causa de esto, el orificio del lóbulo se estira, produciendo un alargamiento antiestético, o incluso, en el peor de los casos, la rotura del lóbulo de la oreja. Esta situación impide que muchas mujeres (hoy día también algunos hombres) puedan utilizar pendientes. Para solucionar este problema existe la lobuloplastia.

¿Qué es la lobuloplastia y para qué sirve?

Cuando el lóbulo de la oreja está totalmente rasgado, partido en dos mitades, la mejor solución es una pequeña intervención quirúrgica. A través de una lobuloplastia, mínimamente invasiva y altamente eficaz, se logra reconstruir piercings o perforaciones de mayor calibre, restableciendo la continuidad de la piel. La intervención es sencilla, y consiste en retirar el fragmento de piel que conforma las paredes del orificio por dentro, para luego sellarlas de nuevo con mínimas sutura ( de tres o cuatro puntos) en sentido transversal, en la cara delantera y trasera del lóbulo. Estos puntos se retiran a la semana.

Es un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria, en 30 minutos y con anestesia local.

Respecto al postoperatorio, el paciente puede hacer vida normal al día siguiente, aunque no deberá mojarse las orejas en un par de días ni ponerse pendientes. Tendrá que volver a los 10 días para quitarse los puntos. El nuevo agujero para los pendientes no debe hacerse antes de dos meses, para dar tiempo a que la herida cicatrice correctamente, y es recomendable hacerlo a unos milímetros del agujero original, para evitar dañar la zona anteriormente desgarrada.. A partir de este momento el paciente puede volver a ponerse pendientes.

Si fuera necesario, y a causa de la pérdida de grasa del lóbulo, se puede reforzar el mismo con una pequeña inyección de relleno, ya sea con materiales biocompatibles (como el ácido hialurónico), o con su propia grasa, para una duración mayor. El lóbulo tendrá una consistencia más apropiada y estética para la colocación de pendientes pequeños, aunque no siempre es necesario este procedimiento.

Acabar con las orejas desgarradas o rasgadas es sencillo, poco molesto, y con unos resultados estéticos muy evidentes.

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